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33 Y bendigo a Dios por ti y por tu razonamiento, porque gracias a ellos me has impedido derramar sangre inocente y vengarme por mi propia mano. 34 Te juro por el Señor, el Dios de Israel, que él me ha impedido hacerte daño. Si no te hubieras apresurado para venir a mi encuentro, entre hoy y mañana tu esposo Nabal se habría quedado sin sirvientes, pues todos habrían muerto.»

35 Entonces David recibió de Abigaíl todo lo que ella le había llevado, y le dijo:

«Regresa en paz a tu casa. Como puedes ver, he atendido tu advertencia y te he respetado.»

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